Parece difícil creer que a alguien como Cantinflas, quien llegó a amasar una auténtica fortuna y logró el reconocimiento y respeto mundial por su calidad artística, pudiera faltarle o sobrarle algo con lo que se le pudiera humillar.
El ascenso de Cantinflas y sus logros
Su primer gran éxito fue Ahí está el detalle en 1940, gracias al cual pudo catapultar mundialmente a su personaje y a partir de El gendarme desconocido (1941) Miguel M. Delgado comenzó a dirigir sus películas.
Sus primeras filmaciones donde él aparecía como protagonista, fueron éxitos que rompieron récords de taquilla en toda Latinoamérica. Realizó 45 películas y 6 cortometrajes, convirtiéndose en un ídolo del cine de comedia desde su primer filme hasta su último papel en El barrendero, estrenada en 1981.
Estanislao Schillinsky y su relación con Cantinflas
Se le otorgó la estrella número 1722 del Paseo de la Fama de Hollywood. Recibió dos nominaciones al Globo de Oro en la categoría de mejor actor y tuvo el reconocimiento a los logros de su vida por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Se le nombró Embajador de la Paz por la Organización de Estados Americanos (OEA), en reconocimiento a su “brillante labor de acercamiento entre los pueblos del mundo”.
Esto solo por nombrar una minúscula parte del largo palmarés en la carrera del mimo.
Dado el reconocido hecho de que Cantinflas poseía grandes cantidades de fama, riqueza, respeto y poder, ¿de qué forma podría alguien intentar humillarlo?
Estanislao Schillinsky era nacido en Lituania, y había llegado a México como parte de un circo ruso junto con su hermano. Coincidió con Cantinflas cuando en 1929 Mario Moreno se integró a la “Carpa Valentina” para perfeccionar su estilo de comediante. Muchas veces, él y Estanislao hicieron dupla para entretener a la audiencia de su carpa itinerante.
La creación del personaje de Cantinflas
La leyenda dice que un día, cuando salió al escenario, le entró el pánico. Su monólogo se hizo incoherente y caótico, lo que provocó risas en la sala. “¡Cuánto inflas!”, gritó alguien del público. Dicen que fue así como al joven comediante se le ocurrió adoptar el nombre de Cantinflas.
Pero hay otra leyenda dice que fue Shilinsky quien ayudó al Mimo a perfeccionar su interpretación del peladito, con la forma de hablar, vestir, caminar y hasta le ayudó a dar los primeros pasos en el cine. Hay algunos que dicen que es a él a quien realmente se debe el estilo, el nombre y el éxito del personaje.
La vida familiar de Cantinflas y Schillinsky
La relación laboral se convirtió en familiar cuando Cantinflas se casó con Valentina Ivanova, hija del dueño de la carpa y hermana de la esposa de Schillinsky.
Los concuños comenzaron su carrera en el cine al mismo tiempo, actuando en pequeños papeles en la industria emergente del cine de oro mexicano. En 1937, tuvieron la oportunidad de trabajar juntos en la película “No te engañes corazón”, en la que Shilinsky interpretó a un comensal en un restaurante, mientras que Cantinflas tuvo un papel secundario como un joven humilde que recibió poca atención en pantalla. Sin embargo, fue su personaje quien capturó la atención del público.
El éxito desigual y la envidia
De ahí en adelante el ascenso de Mario Moreno fue meteórico e imparable.
Mientras él cosechaba éxitos, Shilinsky tuvo que conformarse con papeles secundarios durante varios años, hasta que a finales de la década de 1940 se cruzó con Manuel Palacios, conocido como Manolín.
El dúo Manolín y Shilinsky formado por estos dos cómicos entre finales de los años 40 y los años 50, entró en la historia del cine mexicano. Manolín representaba a un tonto, mientras que Shilinsky hacía el papel de listo que se veía obligado a aguantar las bobadas de su amigo, la clásica fórmula de comediante y patiño.
El ocaso de la carrera de Schillinsky y el enfrentamiento con Cantinflas
Con el paso de los años y de producciones fílmicas, el éxito del dúo Manolín y Shilinsky se fue diluyendo. La fórmula cada vez se sintió más rebuscada y menos fresca.
Fue en esta época, en la que la carrera de Estanislao estaba en decadencia y la de Mario Moreno seguía meteóricamente hacía arriba, en la que su concuño comenzó a sentir envidia del comediante, debido a que ambos iniciaron su carrera humildemente en la carpa de su suegro.
Shilinsky sentía que no se le había dado el crédito debido a la ayuda que le brindó a Cantinflas para crear el personaje, que lo tenía rozando los cuernos de la luna y que ya era considerado una leyenda viviente.
El intento de humillación y la respuesta de Cantinflas
Pero todo esto, no justifica lo que Estanislao se atrevió a decirle a Mario Moreno durante una cena. En la reunión, donde se encontraban amigos, compañeros del gremio, familiares, estrellas del cine de oro y demás gente importante para el Mimo de México, Shilinsky se habría acercado a él, en supuesto estado de ebriedad y asegurándose de que todos lo escucharan, le gritó que él tenía algo que Cantinflas nunca podría tener.
Los invitados dejaron todo lo que estaban haciendo, callaron pensando que se trataba de algún sketch cómico semi improvisado, de los tantos que llegaron a hacer a dúo durante sus años en la Carpa Valentina.
Todos preparaban ya la carcajada, esperando el remate del chiste.
Cantinflas fue tomado por sorpresa por su embriagado y envalentonado concuño, pero sin perder la compostura, le preguntó con curiosidad qué era lo que tenía Schillinsky que él no pudiera tener.
Con una sonrisa socarrona y desafiante, Estanislao respondió: “Yo tengo a la hermana de tu esposa, mientras que tú te casaste con la hermana de la mía“. La respuesta fue un intento burdo de humillar a Mario Moreno, haciendo referencia a que él había “ganado” en el matrimonio.
Sin embargo, Cantinflas, haciendo gala de su agudeza mental y habilidades para salir airoso de cualquier situación, respondió con una sonrisa en su rostro: “Querido Estanislao, lo que tú tienes es a la hermana de mi esposa, pero lo que yo tengo es al público que tanto nos ama y respeta, y eso, mi querido amigo, es algo que nunca te podré prestar“.
El comentario de Cantinflas dejó a Schillinsky sin palabras y a los presentes boquiabiertos, demostrando una vez más el ingenio y carisma que lo caracterizaban. La relación entre ambos se enfrió considerablemente después de ese incidente, pero Cantinflas siguió cosechando éxitos y manteniendo el cariño del público.
Reflexión sobre la envidia y el éxito
Esta anécdota, aunque no está confirmada, nos sirve para reflexionar sobre la envidia y cómo a veces nos comparamos con los demás sin valorar nuestras propias cualidades y logros. Cantinflas y Schillinsky compartieron escenario, familia y éxito en diferentes momentos de sus vidas, pero fue la envidia de uno hacia el otro lo que los llevó a un enfrentamiento innecesario.
Es importante recordar que el éxito de los demás no disminuye el nuestro, y que cada uno tiene sus propias habilidades y logros que deben ser reconocidos y valorados.
En el caso de Cantinflas, su éxito y fama no lo hicieron inmune a las críticas o los intentos de humillación, pero supo manejar la situación con gracia y elegancia, demostrando que su talento iba más allá del personaje que lo llevó a la cima.