Quizás el nombre Gaspar Henaine no resuene de inmediato en tu memoria, pero al escuchar “Capulina“, un montón de buenos recuerdos comienzan a girar en tu cabeza. Ese es el poder inigualable de los apodos en el mundo del espectáculo, un fenómeno que vimos con figuras legendarias como Chespirito, Cantinflas, Tin-Tan, Resortes, Vitola, Piporro, Mantequilla y muchos otros cómicos más.
Cada uno de estos apodos esconde detrás una historia fascinante, llena de anécdotas y momentos únicos, pero hay uno que destaca por su origen desagradable: el de “Capulina”.
La historia detrás del apodo
La historia detrás del apodo de uno de los comediantes más queridos de México, Gaspar Henaine, conocido cariñosamente como “Capulina”, es tan singular como su carrera. Según algunas fuentes, el origen de su apodo no fue precisamente un halago, sino más bien un insulto que recibió durante sus primeros pasos en el mundo del espectáculo, con el grupo musical Los Trincas.
En medio de una actuación, mientras estaba dando unos pasos de tap, alguien desde el público lanzó un grito que resonaría en su vida para siempre: “¡Muévete Capulina!“, comparándolo con una perrita bailarina famosa en la década de los 40. Este comentario, lejos de ser un elogio, desató las risas y burlas entre los asistentes, marcando a Henaine de una manera que jamás habría imaginado.
Esta es la versión más conocida del origen del apodo de Capulina, pero realmente, es una historia edulcorada. Una anécdota falsa para pasar más fácilmente el trago amargo de la desagradable génesis del nombre.
La verdadera historia del Apodo Capulina
La verdadera historia se aleja completamente de la inocente anécdota de la perrita bailarina para adentrarse en un terreno más oscuro y polémico.
Según este relato, el apodo no derivó de una comparación con el acto de un perro en el escenario, sino de un chiste popular de la época, que involucra un acto indebido de un jóven hacia un animal, un policía, y una respuesta desfachatada, como remate del chiste, que terminaba con la misma frase: “Entonces Muévete Capulina”.
El chiste no lo contaremos por ser de muy mal gusto y por hacer referencias al maltrato animal, pero no, no se trataba de una perrita bailarina.
Esta versión no es un invento, no nos la hemos sacado de la manga. En Crónicas Retro todo lo fundamentamos con referencias válidas, a diferencia de otros canales con la misma temática y que inventan sin ton ni son, solo para ganar vistas.
El mismo Gaspar Henaine “Capulina” contó el origen de su apodo durante una entrevista con Mónica Garza en “Historias engarzadas”. El actor quiso suavizar la historia diciendo que en el chiste “el niño fingía ser novio de una perrita en la calle” pero no hizo alusión a lo que ese niño se encontraba haciendo con esa perrita.
Así que, cuando el cómico se encontraba en el escenario bailando tap, alguien del público le gritó “Entonces muévete, Capulina”, y todo mundo rio. Por supuesto, el comediante se enojó mucho porque ya sabía de qué trataba ese desafortunado chiste.
Años después, nadie se acordaba de la perrita Capulina y el apodo se convirtió en sinónimo de humor, alegría, y una indiscutible capacidad de entretener que Gaspar Henaine supo llevar con orgullo y gratitud a lo largo del tiempo.
En su primera película junto a Marco Antonio Campos, en “Se los chupó la bruja” (1958), nació el dúo “Viruta y Capulina”. Juntos, alcanzaron un éxito monumental, realizando más de 30 películas antes de su separación a finales de los años 60. Aunque ambos continuaron sus carreras en solitario, fue la magia de su colaboración lo que dejó una huella imborrable en el corazón del público.
Algunos de los guiones de estas cintas fueron escritos nada más y nada menos que por Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”.
Un ejemplo donde podemos apreciar la gran mancuerna de Capulina y Chespirito es en la película El Camino de los Espantos de 1967, donde ya podemos admirar la gran forma en que Gómez Bolaños jugaba con el ritmo, las palabras y situaciones, y que sería su secreto para el gigantesco éxito del Chavo del 8: (https://youtu.be/8NbgSDjv39A?si=GYYNZJyr3QrMdOSm&t=1286 hasta https://youtu.be/8NbgSDjv39A?si=r08cGVU-omeSE2cF&t=1349)
A pesar de que en 2005 Capulina llegó a confesar que Viruta tenía mal carácter fuera del escenario, lo cierto es que muchos los recuerdan como un par de amigos que se admiraron mutuamente por algunos años.
La separación del icónico dúo se debió a diferencias creativas y personales que surgieron a finales de los años 60.
Aunque, como lo explicamos en otro video de este canal, Chespirito contó su propia versión en su libro autobiográfico. Donde mencionaba cómo Gaspar Henaine creció en popularidad, pero también en ambición. Exigiendo más dinero y tiempo en pantalla que su compañero Viruta.
Capulina siguió haciendo películas y programas de televisión con gran éxito, todos ellos enfocados en la audiencia infantil, y con el paso de los años se ganó el mote de “El rey del humorismo blanco”.
Resulta curioso pensar que para algunas personas, un simple apodo puede convertirse en un legado. “Capulina” no solo fue un nombre; fue una identidad que trascendió el tiempo y se convirtió en sinónimo de risas, alegría y entretenimiento puro.