Por qué se separaron Viruta y Capulina

La historia del entretenimiento en México está marcada por dúos cómicos que han dejado una huella imborrable en el corazón de su audiencia. Entre ellos, Viruta y Capulina destacan como una de las parejas más queridas y exitosas, cuya separación ha sido objeto de especulaciones y rumores durante décadas. Sin embargo, fue Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, una figura emblemática del humor mexicano, quien arrojó luz sobre las verdaderas razones detrás de su ruptura.

Que paso con Viruta y Capulina?

Marco Antonio CamposViruta” y Gaspar Henaine “Capulina” formaron un dúo que trascendió las barreras del humor, convirtiéndose en íconos de la comedia mexicana. Su química en pantalla y el balance entre el carácter serio de Viruta y la inocencia cómica de Capulina, cautivaron a audiencias de todas las edades. Sin embargo, detrás de las cámaras, la situación era muy diferente.

En su libro autobiográfico “Sin querer… queriendo”, Chespirito compartió detalles íntimos sobre la dinámica entre Viruta y Capulina, con quienes trabajó estrechamente como guionista de sus programas y películas. Según Chespirito, los problemas comenzaron con desacuerdos creativos y financieros. Capulina se había vuelto, según sus palabras, “un tanto intratable”, y en varias ocasiones expresó a Viruta que él era el verdadero atractivo del dúo, mereciendo así una mayor parte de las ganancias.

Esta situación llevó a un acuerdo en el que Capulina recibiría el 60% de los ingresos, dejando a Viruta con el 40%. A pesar de este arreglo, la insatisfacción de Capulina no cesó. La tensión entre ellos creció, afectando no solo su relación laboral sino también su amistad.

Según Chespirito, él tenía la encomienda de que nadie de los invitados al programa “Cómicos y Canciones”, que él escribía, por famoso que fuera, pudiera brillar por encima de Capulina. Si el invitado debía pronunciar alguna frase graciosa, el guión tenía que ser reescrito para que la gracia la hiciera Gaspar Henaine.

También en su libro, Chespirito comentó anécdotas de las fiestas a las que se daban cita importantes luminarias del mundo del espectáculo, donde Viruta siempre era el centro de atención, ya que era elegante, muy inteligente y brillante para improvisar. Las miradas de los asistentes, y especialmente las de las damas se posaban sobre él, mientras que Capulina se limitaba a observar desde un rincón a lo lejos.

Según Gómez Bolaños, Capulina fuera de los escenarios, era extremadamente inseguro y tímido, todo lo opuesto a su compadre Viruta. Esto de a poco hizo que Capulina sintiera envidia y rencor, llevándolo a exigir que además de que ganará más dinero, él también debía aparecer más tiempo en pantalla porque, según él “él era el único chistoso y a quién la gente verdaderamente quería ver”. 

Aunque contratos previamente firmados los obligaron a trabajar juntos en algunas películas más, quienes estuvieron presentes durante esas producciones notaron que, aunque en cámara parecían los de siempre, fuera de ella no se dirigían la palabra. Este distanciamiento culminó en una ruptura definitiva, tanto profesional como personal.

En sus últimas películas, ya al final de la década de los 60s, podemos ver a Capulina siendo el mismo de siempre, pero a Viruta se le percibe una actitud más incómoda e irritable.

Lo más trágico de esta historia es que, a pesar de los años y las oportunidades, Viruta y Capulina nunca se reconciliaron. 

El resentimiento de “Viruta” fue tan grande que cuando falleció su esposa no le permitió la entrada al velorio a doña María Elena, esposa de “Capulina”. Ella relató que cuando llegó a la capilla, “Viruta” se enojó mucho y le pidió toscamente que se retirara, aventó las flores y prácticamente la sacó del lugar.

Para “Capulina”, esto significó el final definitivo de su amistad, lo describió como algo realmente doloroso en su vida.

La muerte de Viruta en 1996 cerró la puerta a cualquier posibilidad de reconciliación, dejando a Capulina con el peso de lo que pudo haber sido y no fue. Capulina continuó su carrera hasta su fallecimiento en 2011, pero el legado del dúo permanece, marcado tanto por sus logros como por su separación.

La historia de Viruta y Capulina, iluminada por las revelaciones de Chespirito, trasciende la mera anécdota de una separación para convertirse en un reflejo de las complejidades de las relaciones humanas.

Lo más admirable, es que, incluso en sus momentos de mayor amargura y desacuerdo, Marco Antonio Campos y Gaspar Henaine, pudieron crear algo que ha trascendido sus propias historias.

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