Adalberto Martínez, más conocido por su inconfundible apodo “Resortes”, es una figura inolvidable de la Época de Oro del cine mexicano. El actor, bailarín y comediante, dejó una marca indeleble en la cultura popular de México con su estilo único y su carisma en la pantalla grande. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde proviene ese peculiar sobrenombre?
Historia del Resortes (Adalberto Martínez)
Nacido en el corazón de la Ciudad de México, en el barrio de Tepito en 1916, Resortes tuvo unos comienzos modestos. La necesidad lo llevó a trabajar desde los 15 años, y fue vendiendo paletas fuera del Teatro Hidalgo donde descubrió su pasión por el espectáculo. El destino hizo que se abriera paso en el mundo artístico, iniciando su carrera como extra en la obra “Tierra y Libertad” en 1931.
Su madre sabía que trabajaba en el teatro, pero nunca se imaginó que de actor, así que cuando se enteró de lo que hacía Adalberto le metió una buena regañiza. Pero este regaño no pudo arrancarle la semilla del histrionismo que su pequeño papel en la obra le había sembrado.
Resortes contó esto en una entrevista, y dejó claro que sus padres nunca estuvieron de acuerdo con que él formara parte del ambiente artístico.
Su talento no se limitó al teatro, ya que el actor también brilló en la radio y la televisión, destacando por su humor ingenioso y su habilidad para el baile. Su destreza le permitió realizar el paso Moonwalk antes de que Michael Jackson lo popularizara (https://youtu.be/-LiGnmwDElA?si=KZuCxTWgUQMNBS8b&t=143), lo que alimentó rumores de que el Rey del Pop pudo haberse inspirado en él.
Porque le decian Resortes
El apodo “Resortes” le fue otorgado por su hermano Carlos, y aunque al principio era una fuente de molestia para Adalberto, con el tiempo se convirtió en un sello de su identidad artística. Este nombre tan peculiar se debía a su forma única de caminar y de bailar. Eventualmente, Resortes abrazó este mote y lo incorporó a su personaje público, creando incluso una frase que se haría célebre: “Resortes, Resortín de la resortera, para servirle a usted donde quiera y como quiera, menos por donde quiera y mientras Dios quiera“, una línea que resonaría con el público y que cimentaría su fama.
Compartió escenario con leyendas como Tin Tan y Cantinflas, y fue su actuación en “Confidencias de un ruletero” de 1949 la que lo catapultó a la fama en el cine mexicano, ya que sus expresiones faciales, su manera de hablar y bailar eran muy originales. Todo su talento lo llevó a tener éxito mundial y por ello en la calle del Estanquillo le hicieron una placa que conmemora su legado.
Un dato verdaderamente lamentable acerca de la vida de Resortes es que su hija Yolanda Martínez Constance fue asesinada a los 56 años, a consecuencia de un asalto, la noche del 13 de mayo de 1996.
Ella paseaba en su coche por el Centro Histórico de la Ciudad de México sobre la calle Bolívar en donde fue interceptada por un hombre que quería robarle el auto, como ella no accedió recibió un disparo que le quitó la vida.
Según sus conocidos, Adalberto era un ser humano empático y humilde. Murió el 4 de abril de 2003 a los 87 años. En cuanto a su trabajo en la pantalla, “Resortes” se convirtió en un verdadero tesoro nacional que aún hoy, años después de su partida, sigue siendo sinónimo de alegría e ingenio mexicano.